Se cumplen 200 años de la muerte de Manuel Belgrano, al que se recuerda, sobre todo, por ser el creador de la bandera argentina. Pero fue muchas cosas más: parte de la Primera Junta, de aquella que destituyó al Virrey que mandaba España y empezó a plantar el deseo y la necesidad de una verdadera Independencia.
Y después de eso, Belgrano tomó las armas y se fue a dirigir los ejércitos que siguieron luchando por la libertad. ¿Y que vimos en todo su recorrido y sus escritos? Que tenía un pensamiento muy amplio y que de verdad quería transformar la realidad, no sólo para pocas personas sino para todas, incluso las que en ese momento no contaban con privilegios.
Así, en el camino, se fue ganando enemigos poderosos y amigas y amigos sencillxs, porque a ellas y ellos defendía. Ya hablamos muchas veces de que Juana Azurduy y María Remedios del Valle pelearon junto a él y a ambas les otorgó rangos ditinguidos: Teniente Coronela a Juana y Capitana a María Remedios. Pero también, además, escribía y pedía para que se considerara la educación de la mujer y hubiera escuelas para que ellas pudieran aprender al igual que los hombres de esa época. Así escribió en julio de 1810: “Pero ¿cómo formar las buenas costumbres y generalizarlas con uniformidad? ¡Qué pronto hallaríamos la contestación si la enseñanza de ambos sexos estuviera en el pie debido! Mas por desgracia, el sexo que principalmente debe estar dedicado a sembrar las primeras semillas lo tenemos condenado al imperio de las bagatelas y de la ignorancia”.
También tenía, al igual que esa generación de luchadores, un vínculo muy estrecho con los pueblos originarios, y pedía la igualdad de leyes y condiciones para ellos como para los criollos. Habían tomado esas ideas de la revolución francesa, las trajeron a la realidad americana e incluyeron a la población negra, indígena y criolla. Y también conocían de las luchas de Túpac Katari y Bartolina Sisa y de Túpac Amaru y Micaela Bastidas. Después llegaron hombres crueles que atacaron a los pueblos originarios y les sacaron sus tierras y sus vidas e intentaron borrar ese pedazo de la historia donde “los americanistas” pedían la igualdad para el pueblo todo.
Ese es nuestro Belgrano, el que murió pobre y enfermo y que por eso hay que seguir reconociendo, hasta que se nos haga costumbre que las ideas que pensamos, muchas de ellas, se vienen esbozando desde hace años y que no hay codo que la borre ni armas que las silencien.
(┬┬﹏┬┬)
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